Tratamientos

Tratamientos para el cáncer de próstata localizado

El cáncer de próstata localizado (en las etapas T1 y T2) puede ser tratado usando una variedad de métodos, dependiendo de las características de la enfermedad y las preferencias del paciente.

Vigilancia activa

Cuando el cáncer de próstata está localizado con bajo riesgo de evolución, se puede proponer una estrategia de vigilancia activa. Su objetivo es retrasar los tratamientos y los efectos secundarios asociados con estos (incontinencia urinaria y disfunción eréctil). Los exámenes médicos se realizarán a intervalos regulares (análisis del PSA, examen rectal, resonancia magnética (RM) y biopsia de próstata) y se prescribirá un tratamiento específico tan pronto como se detecte una progresión de la enfermedad (según las opciones terapéuticas detalladas a continuación).

HIFU (Ultrasonidos Focalizados de Alta Intensidad): el tratamiento no invasivo, sin incisión y libre de radiación.

El tratamiento HIFU consiste en eliminar el cáncer en la próstata destruyendo las células cancerosas con ultrasonidos focalizados de alta intensidad. Se inserta una sonda en el recto del paciente bajo anestesia espinal o general. La sonda puede visualizar la próstata y generar ultrasonido focalizados de alta intensidad. El tratamiento puede ser radical (se trata la próstata entera), parcial (se trata parte de la próstata) o focal (sólo se trata el área de la próstata afectada por el cáncer). Con el tratamiento focal, el médico determinará el área a destruir gracias a la fusión elástica de las imágenes de diagnóstico (RM o biopsia) con las imágenes de ultrasonido en tiempo real permitidas por la sonda. El tratamiento con HIFU dura entre 1:30 y 2:30 y se puede realizar de forma ambulatoria o con una estancia corta en el hospital (1 o 2 noches). Esta técnica no invasiva preserva la calidad de vida del paciente al disminuir los efectos secundarios asociados con los tratamientos radicales convencionales (incontinencia y disfunción eréctil).

Prostatectomía radical – cirugía

La prostatectomía radical (o prostatectomía total) consiste en la extirpación quirúrgica de la próstata y de las vesículas seminales. Es una cirugía mayor bajo anestesia general que requiere una o más incisiones (corte de la piel y tejidos para llegar al órgano) según la técnica utilizada (prostatectomía abierta abdominal o laparoscópica). El tiempo de hospitalización varía entre 5 y 7 días, luego tarda de 3 a 4 semanas en recuperarse. Los principales efectos secundarios son la impotencia (incapacidad de tener o mantener una erección) y la incontinencia (incapacidad para retener la orina).

Radioterapia externa – Tratamiento con rayos X

El paciente es sometido a altas dosis de rayos dirigidos a la próstata. Estos rayos destruyen las células causando lesiones en su ADN. El tratamiento se divide en aproximadamente 40 sesiones durante un período de 6 a 8 semanas, trabajando sobre la base de una semana de cinco días. Durante cada sesión, que dura unos 20 minutos, el paciente permanece inmóvil en la mesa de tratamiento mientras la máquina emite los rayos. El tratamiento es indoloro. Los principales efectos secundarios son la impotencia (es decir, una incapacidad para lograr o mantener una erección), que puede ocurrir incluso varios meses después del tratamiento, y trastornos intestinales como dolor, cólico y sangrado.

Radioterapia o braquiterapia – implantes radiactivos

La braquiterapia consiste en implantar un gran número de pequeños granos radioactivos (entre 50 y 100) de manera temporal o permanente.
Estos granos emiten de manera continua rayos que destruirán las células de la próstata provocando lesiones en su ADN. La intervención se realiza bajo anestesia general. El cirujano colocará los granos visualizando la próstata por ecografía (sonda introducida en el recto). Los efectos secundarios son globalmente los mismos que los de la radioterapia externa.

Crioterapia – tratamiento a base de frío

La crioterapia es una técnica que congela la próstata mediante la inserción de agujas que generan temperaturas por debajo de 0 ° C. El tratamiento se realiza bajo anestesia espinal o general. Al implantar las agujas, el cirujano es guiado por un escáner de ultrasonido (con una sonda insertada en el recto del paciente).

Tratamientos para el cáncer de próstata avanzado

Terapia hormonal

Los tratamientos hormonales se utilizan para pacientes con cáncer que se extiende más allá de los límites de la próstata. El tratamiento hormonal no cura el cáncer, pero disminuye la cantidad de hormonas masculinas, especialmente la testosterona, lo que a su vez ralentiza la progresión de la enfermedad. La testosterona, que es producida por los testículos, estimula la proliferación de células cancerosas de la próstata. El efecto de las hormonas en el cáncer de próstata es sólo temporal, y después de alrededor de dos años en promedio, los pacientes desarrollan una resistencia a las hormonas que hace que el tratamiento sea ineficaz.

Quimioterapia

La quimioterapia se utiliza para tratar a los pacientes que tienen resistencia a las hormonas. Este tratamiento disminuye el crecimiento del tumor y también puede disminuir el dolor relacionado con el cáncer. El equipo de atención determina el lugar y los días de tratamiento, así como los fármacos utilizados, según las opciones del paciente. La duración total del tratamiento es variable. Tiene lugar por sucesivas curaciones. Los fármacos se inyectan con más frecuencia por infusión. La quimioterapia por lo general se lleva a cabo en una institución de atención médica (hospital o clínica) de forma ambulatoria. Los efectos secundarios asociados son los de cualquier quimioterapia (náuseas, vómitos, fatiga, pérdida de cabello, pérdida del apetito…).

Radioterapia – Tratamiento on rayos X

En pacientes con cáncer metastásico, la radioterapia puede calmar los síntomas de la enfermedad y contener su propagación.